El Gobierno de Mazatlán a través del Instituto Municipal de Cultura, Turismo y Arte ofreció la noche del 1 de noviembre una de las experiencias más conmovedoras y completas de la temporada cultural, una Noche de Esperanza, el recorrido artístico para celebrar del Día de Muertos en el Teatro Ángela Peralta y el Centro Municipal de las Artes (CMA).
El público, que ingresó en grupos cada veinte minutos con boleto gratuito previamente distribuido, vivió una experiencia inmersiva, emotiva y didáctica, donde cada espacio del recinto se transformó en un punto de encuentro entre el arte, la tradición y la reflexión sobre la vida y la muerte. La Presidenta de Mazatlán, Estrella Palacios Domínguez realizó el recorrido acompañada por su familia.
Pasaje Nocturno Generación XXVII de la EPDM
Desde las escaleras del CMA, la Escuela Profesional de Danza de Mazatlán (EPDM) abrió el recorrido con la pieza “Pasaje Nocturno”, creación de Martha Castillo interpretada por los bailarines de la Generación XXVII.
El espacio se convirtió en un pasaje simbólico donde los cuerpos danzantes con un lenguaje corporal expresivo en una atmósfera iluminada en tonos violetas, naranjas y dorados -similares a los del cempasúchil- creando un recorrido simbólico por el misterio de la muerte, una experiencia que honro las tradiciones mexicanas con sensibilidad contemporánea.
Reencuentros: La esperanza de volver a vernos
La Escuela de Teatro del CMA presentó “Reencuentros”, una pieza dirigida por Silvia Flores Bernal con coreografía de Ángel Romero, interpretada por alumnos de segundo y tercer año de la carrera técnica, dos egresadas, jóvenes del taller juvenil y un actor del taller infantil.
Reencuentros fue una pieza escénica profundamente emotiva que abordó el vínculo entre la memoria y la ausencia a través del lenguaje corporal y los símbolos tradicionales del Día de Muertos.
La puesta en escena que utilizó recursos visuales como las sombras proyectadas, la luz azul y el altar iluminado para representar la frontera entre el mundo de los vivos y el de los muertos. Los intérpretes, vestidos de blanco, encarnaron a las almas que regresan a visitar a sus seres queridos, mientras que la presencia del altar con veladoras, flores de cempasúchil y retratos simboliza el amor y la continuidad espiritual.
La obra transmite una sensación de recogimiento y ternura, un reencuentro silencioso donde el recuerdo se vuelve presencia y la pérdida se transforma en esperanza.
Con el apoyo en producción de estudiantes de primero y segundo año, esta puesta en escena reafirmó la vocación formativa, pedagógica y vivencial de la institución.
La emoción del público fue tangible, cada escena invitó a reflexionar sobre la pérdida, el reencuentro y el consuelo que ofrece el arte como puente entre dos mundos.
El Viaje del Alma, un ballet que eleva el espíritu
En el escenario del Teatro Ángela Peralta, la Compañía Ballet de Mazatlán, bajo la dirección de la maestra Zoila Fernández Fernández, ofreció una presentación profundamente conmovedora titulada “Vida después de muerte”. La obra, cargada de simbolismo y poesía visual, representa el tránsito del alma hacia el plano celestial, un tema universal que la coreografía abordó con una sensibilidad que roza lo sagrado.
Acompañada en vivo por el pianista Juan Pablo García y el violinista Víctor Alonso Osuna, la interpretación del Adagio de Albinoni añadió un halo de espiritualidad que envolvió al público en una atmósfera de recogimiento y belleza. La música y la danza dialogaron como cuerpo y alma, como materia y luz, hasta alcanzar el clímax de una ascensión simbólica donde la figura central parece elevarse hacia lo divino.
En la escena se apreció una composición de exquisita armonía, bailarines vestidos de blanco encarnaron pureza y trascendencia. Las manos extendidas, los cuerpos en equilibrio y una figura central suspendida en la cima evocó el instante exacto en que el espíritu abandona la tierra y se funde con la eternidad. Cada gesto, cada mirada y cada movimiento reflejaron la búsqueda de plenitud que habita en el alma humana.
Con “Vida después de muerte”, la Compañía Ballet de Mazatlán no solo ofreció una pieza técnica impecable, sino una experiencia estética y espiritual que invitó al espectador a reflexionar sobre la belleza del tránsito, la continuidad de la vida y el poder redentor del arte.
La EPDM convirtió la butaquería del Teatro Ángela Peralta en un escenario vivo
En una intervención artística audaz y emotiva, la Escuela Profesional de Danza de Mazatlán (EPDM) transformó la butaquería del Teatro Ángela Peralta en un espacio escénico insólito donde los límites entre público y escenario desaparecieron. Entre luces que descendían y la presencia simbólica de cruces y lápidas, los bailarines emergieron entre las filas de asientos para crear una atmósfera envolvente de misterio, memoria y celebración.
Las coreografías, llenas de fuerza interpretativa y teatralidad, evocaron el tránsito entre la vida y la muerte, la nostalgia del tiempo y la presencia invisible de los que ya partieron. La música, cuidadosamente elegida, acentuó ese tono melancólico que despertó la nostalgia por el paso del tiempo, logrando que cada nota dialogara con los movimientos precisos y expresivos de los intérpretes.
El momento culminante llegó cuando los bailarines subieron al escenario e invitaron al público a bailar, borrando las fronteras entre espectador y artista, entre la vida y el arte. Este gesto colectivo convirtió el escenario en un ritual compartido, una experiencia donde la danza se volvió comunión y el teatro, un espacio de reencuentro espiritual.
Así, Xitlali Piña y Johnny Millán, creadores de la pieza rindieron tributo a Reed Erikson, filántropo y figura transgresora cuya historia de transformación e identidad fue reimaginada a través del movimiento.
Música y folclor: la devoción en movimiento
El lobby del Teatro Ángela Peralta se iluminó con la presentación del Ballet Folclórico del Instituto de Cultura, dirigido por Javier Arcadia, acompañado por la Orquesta Juvenil del CMA, bajo la batuta de Juan Carlos Chavarría, y las voces del Coro Ángela Peralta, dirigidas por la maestra María Murillo.
La pieza “La Danza de la Devoción”, inspirada en el Réquiem de Mozart, unió el colorido del folclor mexicano con la solemnidad de la música clásica, generando un diálogo estético entre tradición y universalidad.
El público no solo observó, aprendió, comprendió y sintió, viviendo una experiencia educativa sobre la diversidad artística de Mazatlán.
Artes Plásticas: el color de la memoria
La Escuela de Artes Plásticas, coordinada por la maestra Mónica Rice, llenó de vida los espacios con esculturas monumentales de calaveras y catrinas, así como arreglos de flores de papel y cempasúchil.
Estas creaciones, realizadas por alumnos y maestros, embellecieron el lobby del teatro y la Plazuela Machado, transformando el entorno urbano en una galería abierta de arte efímero.
La memoria iluminó el pórtico del Teatro Ángela Peralta
Como parte de la celebración del Día de Muertos, el pórtico del Teatro Ángela Peralta se transformó en un espacio de homenaje y contemplación con una monumental ofrenda tradicional que combinó arte, historia y simbolismo.
El altar, dispuesto en varios niveles y decorado con flores de cempasúchil, veladoras, papel picado y la fotografía de Esteban Peraza “El Bacho” . En la parte superior, un aro suspendido con imágenes y calaveras de papel flota como un círculo de memoria, recordando la conexión entre los vivos y quienes dejaron huella en la escena cultural mazatleca.
El resplandor de las velas, el aroma del pan de muerto y la calidez de las flores crearon una atmósfera de recogimiento y celebración, donde el arte se unió a la tradición para honrar la vida a través del recuerdo. Esta ofrenda convirtió el pórtico del teatro en un santuario efímero de luz y gratitud.
Una noche de arte, comunidad y enseñanza
El Recorrido en el CMA y el Teatro Ángela Peralta no solo fue un homenaje al Día de Muertos, sino una acción educativa y cultural integral, donde cada escuela del CMA compartió su esencia y su pedagogía artística con el público.
Niños, jóvenes y adultos participaron de un encuentro sensorial en el que el arte se convirtió en una lección viva de sensibilidad, memoria y esperanza.
Una celebración que trasciende
Entre danza, música, teatro y color, el Teatro Ángela Peralta reafirmó su papel como epicentro del arte mazatleco.
El público salió conmovido, reflexivo y agradecido, consciente de que en cada expresión artística habita una enseñanza y en cada movimiento, una historia de vida.
El Recorrido Artístico del Día de Muertos 2025 fue, sin duda, un homenaje colectivo donde el arte venció al olvido y la comunidad se reencontró con su espíritu más humano.

