Señores, agárrense, porque esta noche todos los que andamos en este mitote nos sentimos como jueces. Sí, de esos que deciden si el juez zacatecano la está librando o se va a meter en un pedo más grande. Hoy en los restaurantes, cafés y pasillos va a ser un mar de abogados, todos con su pinche título en la mano y listos para opinar. “Yo sé qué va a pasar”, dirán algunos, pero la verdad es que aquí todos ya sabemos cómo se mueve esta vibra.
En esta era morenita, hay que aprender a leer las políticas como si estuvieras leyendo un corrido. A ver, hace días Ramírez Cuéllar publicó unas fotos donde estaba en una plática con la Presidenta, Claudia Sheinbaum. Ese día, yo le dije a alguien: “¡Señales, cabrón! Algo grande va a suceder”. Y no pasaron ni dos días cuando vimos a Gerardo Vargas en otra foto con Ramírez Cuéllar. ¡Pum! ¡Ahí lo tienen! Se hace el movimiento y, ¡bam!, un juez dice que hay una suspensión definitiva. Gerardo puede regresar a la presidencia municipal de Ahome.
Así que, señores, aunque no seamos jueces, hay que leer la política. No es tan complicado; es como entender el comportamiento de un perro que sabe cuándo le vas a dar de comer. Aquí no estamos hablando de leyes y artículos nomás por hablar. Todos sabemos que esos jueces que tanto se mencionaron, que hablaban de que se acabarían los tribunales, al final, armaron un acuerdo político. Así son las cosas en Sinaloa: arreglos al por mayor y siempre con un guiño.
Y, claro, ¿qué se puede esperar de la política en este estado? Es un juego de ajedrez donde los que mueven las piezas no siempre son los que están en el tablero. Gerardo Vargas Landeros, en este momento, no está buscando pelear por la alcaldía; su ojo está en la gubernatura. Así que, en lugar de pelear por un puesto que ya tuvo, quiere regresar habilitado para jugar en la liga grande.
Ahora, algunos se preguntarán: ¿y qué hay de los que se creen los sabiondos? Esos que se pasan el día en redes sociales diciendo que saben cómo funciona la ley, que se creen abogados de la noche a la mañana. ¡Ay, caramba! Esos son los que se la pasan buscando artículos en Google, pero no saben que la política es un arte más que una ciencia. Aquí se trata de leer entre líneas y entender las jugadas. La política es como una partida de dominó: tienes que saber cuándo jugar tus fichas y cuándo guardarlas.
Gerardo ha estado moviendo sus piezas con astucia. Mientras otros se desgastan discutiendo leyes, él se prepara para un juego más grande. La política en Sinaloa no es para los débiles de corazón; es un baile donde los que saben mover sus pies logran quedarse en la pista. Y aquí, la pista está llena de bailarines que, al final del día, solo buscan su propio beneficio.
Por más que algunos digan que Gerardo no tiene intenciones de pelear por la alcaldía, la verdad es que su mirada está fija en la gubernatura. Su regreso a la presidencia municipal no es más que un trampolín para saltar a la grande. Quien no lo vea así, o no entiende el juego o simplemente se está haciendo el loco. Aquí no hay lugar para inocentes.
Ahora, no podemos olvidar lo que se ha dicho en los corrillos políticos. Hay quienes afirman que todo esto es parte de un acuerdo político más grande, una jugada maestra que involucra a varios actores del juego. Y mientras tanto, la gente sigue preguntándose qué hay detrás de todo este movimiento. La política es un teatro, y todos somos los espectadores de un drama que, a veces, parece más una comedia que otra cosa.
Así que, fierro, vámonos, porque aquí la cosa no se detiene. Recuerden que el amor y las promesas son como el agua: se van rápido, pero las jugadas políticas son como el sol: siempre regresan. En este mitote, lo importante es saber leer la jugada antes de que se acabe la música, porque al final, solo los que saben cómo moverse se quedan en la pista. ¡A seguir con el mitote, que esto apenas comienza!
Todo esto, según yo, el Goyo310… Señales, señores abogados, señales, chingao.
